Por
estos días, aunque estamos lejos de decidir, se empiezan a conocer opiniones de
valor, por no decir juicios, sobre cual es la graduación en sangre de peronismo
de que están dotados los posibles candidatos.
Oímos
al pasar…
“éste
sí que es peronista…”;
“éste
no… es sapo de otro pozo…,”;
“
si existiera el peronómetro, hay varios que tendrían que irse a la casa”;
“nosotros
somos los más genuinos peronistas”.
Asistimos
a un sin fin de verdades reveladas, y ya sabemos que no existe la verdad
absoluta, por lo menos en política.
Se
aseguraba que, el Justicialismo local, estába en condiciones de poner cinco o
más candidatos en la grilla de largada, aunque cada día son menos ; eso es
bueno si se lo mira desde la igualdad de oportunidades; no tanto si pensamos en
el fenómeno de la atomización, que en muchas oportunidades termina por destruir
lo poco que se ha construido.
Es
difícil pensar que, debiendo cada lista presentar no menos de quince nombres,
exista la disponibilidad de casi cien ciudadanos y ciudadanas con voluntad de
ser candidatos, sin contar el número de avales necesarios para presentar una
lista en las PASO de agosto venidero.
Un ligero análisis de la
situación política del Justicialismo nos hace llegar a la conclusión que
estamos en la misma situación que hace veinte años atrás; sólo uno de los candidatos
nos acerca a una necesaria victoria en éste 2015.