Siempre se dijo, y se dice, “la política es
el arte de lo posible”. Y ésta frase, tan rica por cierto, a veces es
dilapidada; es “bapuleada” por quienes, no creen en la política como método
democrático de la mejora en la vida de las sociedades, o por quienes, detrás de
intereses personales y/o sectoriales, no quieren que sea mediante estos
métodos.
Así planteado, podemos decir que el año 2003
fué el inicio de un período de tiempo que abrazó a la política como la
herramienta del Estado en la busqueda de la movilidad social ascendente; y
convocó a jóvenes de nuevo a la participación, y movilizó a los más grandes a
volver a empezar con lo que había quedado inconcluso hacía un tiempo.Y todos
juntos, volvimos a creer.
Pero también debemos decir que, a partir de
diciembre de 2015, la situación dió un giro tal vez inesperado, y volvimos al
relato que nos imponen grandes medios de comunicación; “los políticos son todos
iguales”; “se robaron todo”; “las fortunas de los políticos”; “tendríamos que
echar 300.000 empleados públicos”; “los que paran son los vagos”; “el paro es
político”; “la movilización y los reclamos son políticos partidarios”; etc.
Pero a no confundirnos, los medios cumplen el
rol que les ha tocado en ésta “empresa” que es mucho más grande y ambisiosa. El
común denominador del mensaje mediático, de las medidas de gobierno, y del
interés del poder real, es la economía. Es la “disciplina económica” la que ha
venido a reemplazar a la “decidia política”. Es el “mejor equipo de los últimos
cincuenta años”, los Ceos empresarios, los que han venido a ocupar el lugar de
los “políticos corruptos”.
Claro, que a éste subliminal mensaje, le hace
falta un maquillaje. Y para hacerlo creible, se inventó una alianza con un
partido centenario, ausente en las grandes decisiones, y con sellos gremiales,
carentes de toda representatividad. Y esto es muy peligroso, porque atrapa a
los dudosos ideológicos y a los serviles trepadores.
Con ello, construyeron una ligera mayoría,
que esperaba esperanzada las bondades del nuevo modelo “honesto” y
“restaurador” del sistema institucional y democrático.
Nada de todo lo que se ha dicho que se iba
hacer, se ha hecho; por qué? Porque nunca se pensó en hacerlo. Porque se llegó
al gobierno para hacer otra cosa, que nada tiene que ver con la mejora social de
las grandes mayorías, ni con el futuro de la Nación. Esto es, destruir lo
Público, ligado a políticas de Estado dirigidas al bien común, y construir un
modelo de país enajenado y primitivo, que entregue sus riquezas al imperio
empresarial trasnacional, con mano de obra barata y por ende, con un Pueblo
empobrecido y hambriento.
No se han dado cuenta de algo importante. Por
ésta Argentina pasó y gobernó Perón.
Por ello, nos parece importante no ceder a la
embestida capitalista. No dudar de lo que siempre hicimos. La militancia, la
charla con los compañeros, el debate con otras ideas distintas, pero con
objetivos comunes, es lo que siempre nos unió al pueblo trabajador.
Defendamos en cualquier lugar lo bueno que
hemos conseguido. Si tenemos que decir que lo que hacemos es político
“partidario”, digámoslo sin miedo, porque es lo que nos identifica de los que
no lo han hecho nunca. El Peronismo es eso; decir lo que se piensa, hacer lo
que se dice. Nunca bajemos nuestras banderas por quedar prudente con la vecina
de la alta sociedad, perteneciente a la clase conservadora típica en nuestras
pequeñas y medianas ciudades o pueblos, que se horroriza porque nos detesta. Si
tenemos que decir que es partidario, digámoslo, porque lo hicimos nosotros, no
lo hicieron los demás; y porque lo que hacemos es política, que a nuestro
entender es la herramienta a través de la que generamos y visibilizamos las
políticas de Estado hacia el bien común.
Saúl Sainz
Congresal Provincial
P.J.