La protesta que se organizó en varias ciudades del país y que se dió en llamar 8N no fue todo lo espontánea que se declamó.
En la Capital Federal, en la que la concentración se sitúo fundamentalmente en el Obelisco, la estructura aportada por dirigentes políticos de derecha fue
indiscutible, sobre todo del PRO de Mauricio Macri, que envió a la
protesta a sus principales dirigentes partidarios.
"En la protesta está todo el PRO", reconoció el diputado porteño
Martín Ocampo, quien indicó que la fuerza macrista repartió gran parte
de las banderas utilizadas en la marcha. "Alguien las tenía que pagar",
justificó el legislador.
Del PRO también estuvieron el rabino Sergio Bergman, Alejandro
Rozitchner, Humberto Schiavoni, Néstor Grindetti, Daniel Chain, entre
otros.
Unión Por Todos,
la fuerza de Patricia Bullrich, lanzaba consignas contrarias al gobierno
nacional desde una camioneta, mientras se veía desfilar un conjunto de
personajes nefastos.
Entre estos últimos figuraron el titular de la Confederaciones
Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías; el dirigente nazi Alejandro
Biondini, que lidera el partido no reconocido Nuevo Triunfo; y hasta los
carapintadas del Partido Popular de la Reconstrucción (PPR), que
empapelan las paredes porteñas con afiches exigiendo la expulsión de los
inmigrantes.
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