Víctor Ego Ducrot (*) / “La evidente recuperación de
la militancia y de la acción política en la Argentina y en muchos
lugares de Latinoamérica no debiera ser pensada como un retorno de lo
reprimido sino como la singularidad de una potencia instituyente, como
una fuerza productiva de institucionalidad que se confronta con el que
acaso sea el mayor problema de la virtú democrática; a saber, la capacidad de producir duratio
en un proceso de transformaciones, que nada sino la acción humana puede
sostener en el tiempo. En efecto, todo régimen político esta acechado
por la impermanencia, por fuerzas destituyentes (…)". Ese párrafo del
capítulo "Realismo y don del militante", del libro Spinoza, filosofía
terrena (Diego Tatián; Colihue; Buenos Aires; 2014) es estremecedor por
su poder de revelaciones y arroja luz sobre el nudo a destrabar del
entramado político argentino: la persistencia en el propio ser del
proyecto inaugurado en 2003 por Néstor Kirchner, persistencia que sólo
puede ser entendida en cuanto reafirmación de lo realizado y
profundización totalizadora en términos de futuro, pues si bien las
victorias de los pueblos radican en las luchas mismas, y no en la
consecución de los programas que la Ilustración proponía como linealidad
idealista del progreso, no es menos cierto que aquellas luchas deben
escalonarse en concreciones estratégicas que podrán convertir al
peronismo en el modo de pensar a nuestra sociedad, y hacia las nuevas
generaciones.
No se agotará en pero sí es necesario plantearlo desde el inminente
calendario electoral y no apareció aun otro militante con vuelo de
conducción que clave la pica en Flandes con la contundencia que la clavó
el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, quien ya se perfila como
candidato firme y legítimo a la gobernación de su provincia. "Hay
algunos que se van porque piensan en ganar con otras banderas, otros que
se quedan para perder; nosotros nos quedamos pero para ganar con
nuestras ideas de felicidad para el pueblo, con nuestras ideas que son
las de Perón, las de Evita, las de Néstor, las de Cristina", disparó el
también decano de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas
de Zamora. A principios de esta semana, en un encuentro con algunos
periodistas, Mariotto puntualizaba: "yo no juego para perder, juego para
ganar, pero no voy a hacer nada por fuera de mis ideas para llegar al
objetivo (...); los que sólo quieren ser candidatos son candidatos en
cualquier contexto. Argentina genera desafíos todos los días y hay que
estar atentos a la construcción, que es lo más importante."
Hacía apenas unas horas que regresaba de Roma, donde conversó a solas
con el Papa Francisco y con total afinidad sobre el país, la provincia
de Buenos Aires y el mundo –también sobre las agresiones de los fondos
buitre–, cuando tomó la decisión de sentarse en un programa de
televisión que él mismo calificó delante de su conductor, el periodista
Luis Majul, de hostil al oficialismo y más dedicado a las "operaciones
políticas" que a cumplir con el rol profesional de los medios de
comunicación. El mensaje de Mariotto fue claro: sólo desde una
concepción de la militancia política como "debate de ideas" se puede
defender lo hecho por Néstor Kirchner y la presidenta Cristina Fernández
de Kirchner, y seguir avanzando.
El licenciado en filosofía, docente y escritor Fernando Tranfo, amigo
de Mariotto y por él infinidad de veces citado, escribió un texto por
demás interesante sobre la presencia de este en el programa La Cornisa.
En el debate frente a un pelotón de fusilamiento, su autor afirma: "en
el noveno verso del Canto Tercero de su Divina Comedia, transcribe Dante
Alighieri la ominosa leyenda que preside la entrada misma del Infierno:
Lasciate ogni speranza, voi ch'intrate, (Abandona toda
esperanza al entrar). En tiempos profanos, de infiernos en miniatura, no
es ilícito esbozar analogías menores para ilustrar este abandono.
Además tenemos de nuestro lado la admonición de Sartre, 'El infierno son
los otros', así que disponemos de infiernitos como para hacer dulce.
Podemos pues abandonar la esperanza ante tantas situaciones: ante un
partido definitorio con Alemania, ante la posibilidad de que una
aventura con alguna mujer no nos traiga complicaciones, ante la
confianza en que un medicamento cumpla con los efectos terapéuticos y no
con los colaterales. Y, especialmente (y de eso se trata esta nota)
ante la esperanza de que un programa político-periodístico no desemboque
inexorablemente en un desfile de lugares comunes, falacias,
descalificaciones y otros vicios de la lógica, especialmente cuando se
invita a un político a debatir frente a un pelotón de fusilamiento
comunicacional alguna idea que, en una de esas, tenga para aportar (…).
En el programa de Majul, sin embargo, ha ocurrido un milagro. Sentado en
un sillón, solo, ideológica, simbólica y físicamente, estaba Gabriel
Mariotto. Como a cinco metros, en otra dimensión, estaban los
periodistas del programa. Al principio esta lejanía casi obscena me
pareció un mal presagio, hasta había periodistas que le daban la espalda
a Mariotto, como si el posible encono que puede generar la disputa de
ideas hubiese sido desalojado por una especie de vaga indiferencia. Pero
me equivoqué, porque esa escenografía paradojal estaba puesta al
servicio del milagro impensado: que en un programa periodístico, un
político pudiese, no solamente explicar algunas de sus ideas y
convicciones, sino que a partir de ellas denunciara las condiciones de
posibilidad de cualquier debate político que aspire a ser mínimamente
serio. Algunos elementos se confabulan para que la visita de Mariotto a
un programa de periodismo político sea un hecho que en general da para
cualquier cosa, menos para la indiferencia: Mariotto es un político y un
periodista de raza; hay en su ADN tanto de militante como de tipo que
sabe cuánto de esa militancia se dirime en la arena de la comunicación."
Son contextos, tan sólo los contextos de una candidatura anunciada; y
quizá sirva, para finalizar, la cita de algunos dichos del especialista
en comportamientos electorales Roberto Bacman, del Centro de Estudios
de Opinión Pública (CEOP) a la agencia de noticias AgePeBA, sobre la
provincia de Buenos Aires y acerca del país. Respecto del primer enfoque
dijo: "Mariotto es uno de los que puede llegar a ser protagonista de
las próximas elecciones"; y para referirse a las proyecciones del
oficialismo sobre el escenario nacional puntualizó: "Lo que se viene es
una inexorable nueva etapa y habrá que ver quién la representa mejor."
Esto recién comienza pero como alguien por acá señaló: No voy a hacer nada por fuera de mis ideas para llegar al objetivo.
(*) Texto publicado por el diario Tiempo Argentino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario