jueves, 1 de mayo de 2014

Julián Dominguez "Me parece que éste año no es tiempo de hablar de candidaturas".

Compartimos una nota realizada por Elena Llorente para el diario Página 12 al Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación Julián Dominguez, quien estuvo presidiendo la comitiva oficial que viajó a Roma a la ceremonia de cononización de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II.
Domínguez compartió la homilía con los ocho cardenales del llamado G-8, el grupo de purpurados que asesoran al Papa en las reformas que se quieren hacer en el Vaticano. “Este viaje fue altamente positivo”, evaluó ante Página/12 y señaló que Francisco “es el mejor embajador que Argentina podía tener”.

–¿El Papa hizo alusión a algún viaje a la Argentina? Se habla del 2016...

–No, no hizo ninguna referencia.

–¿Tiene intención de candidatearse para la presidencia en las elecciones de 2015?

–No, yo no me voy a candidatear a nada. Yo voy a trabajar en la construcción del proyecto del país que queremos. Lo demás vendrá por añadidura. Me parece que este año no es tiempo de hablar de candidaturas. Después, cuando tengamos definido este proyecto, habrá que ver cuál es la persona que tiene las capacidades para llevarlo a cabo. Pero discutir de candidaturas ahora, como una cosa autorreferencial, me parece que es una manera de denigrar los intereses colectivos. El dirigente que interprete las expectativas, los anhelos, los sueño, ése va a ser el indicado para representarnos. Pero debe ser producto de un debate nacional. Todos los que dicen “yo quiero ser...” toman la política como un espacio de promoción y ascenso individual y la política es construcción colectiva.

–¿Qué se propone el Grupo San Martín, que usted encabeza?
–Venimos trabajando desde 2013. Es un espacio de reflexión, de debate y de discusión sobre el proyecto nacional. Hablamos del comercio de granos, de paritarias, biotecnologías, derechos humanos, sobre el desarrollo de una política poblacional en la Argentina, migraciones, sobre el proyecto del norte grande, la salida al Pacífico y la relación con el Atlántico, el rol de Argentina en el Mercosur, el traslado de la capital. Discutimos para generar proyectos de cara al Bicentenario de la independencia (2016).

–¿Por qué habría que trasladar la capital?
–Porque el desarrollo económico futuro de la Argentina está en el norte. Hay seis millones de hectáreas que van a ser explotadas próximamente en esa región y van a dar unos 600 millones de toneladas de cereales en los próximos ocho años. Hoy en día, con la nueva geopolítica, los países no piensan su desarrollo a partir de los puertos como antes, sino desde el centro. Se requiere un cambio de mirada. Otro elemento que impulsa el cambio de la capital es que podríamos tener salida al Pacífico pensando en mercados gigantescos como China o India. La pampa húmeda además llegó a su umbral tecnológico, puede aportar solamente valor agregado. Es claro que no puede haber un proyecto político de la generación del Bicentenario si no está vinculado a un proyecto de desarrollo económico.

–¿Pero así la Argentina no va a estar condenada siempre a ser un país productor de materias primas?
–Argentina tiene que industrializar su producción agropecuaria. Es una potencia mundial en la producción de alimentos. Hay que avanzar en la industrialización para que los productos no salgan como primarios, sino como productos de góndola. Nuestro desafío es llegar lo más cerca posible a la góndola con productos de gran valor agregado.

–¿No se corre el riesgo de que se reproduzca el mismo esquema de poder económico ligado al campo –y por ende político– que ha tenido la Argentina a lo largo de su historia?

–En los últimos diez años ha cambiado la mentalidad porque hay componentes nuevos. El dueño de la tierra no coincide con el que la hace trabajar. Ahora existe el contratista, el acopiador, el que se ocupa de la comercialización. Nosotros queremos algunas cosas como que las cooperativas y los productores asociados tengan mayor participación en el comercio exterior de granos, que hoy está en manos de pocas multinacionales. La renta del comercio exterior de granos puede financiar la industrialización.
–¿Qué temas trató en su entrevista con el director general de la FAO?

–Hablamos del proyecto que intenta unir la seguridad alimentaria con la sana nutrición, para que los países y los parlamentos legislen en torno de la sana alimentación en las escuelas. Se trata de empezar a difundir alimentos sanos, de la economía regional, dado que la obesidad se ha constituido en un problema, no sólo por los malos hábitos alimentarios sino por los cambios que ha producido en la vida infantil la computadora.

–¿Hablaron de la exportación de productos argentinos a Europa?
–Conversamos sobre la posibilidad de hacer que los productos de las economías regionales puedan tener una certificación de origen de la FAO y poder así entrar en países como los europeos. Porque en Europa hay políticas sanitarias que terminan siendo barreras arancelarias para nuestros productos.

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