martes, 3 de abril de 2012

Mariotto recorre las cárceles.

El Vicegobernador Gabriel Mariotto, en los últimos días, ha efectuado visitas a unidades carcelarias de la provincia. Esta preocupación, por parte de un funcionario de alto nivel, instala un debate en la sociedad difícil de abordar.
Es común escuchar, ante la detención de algún ciudadano, la frase "que se pudra en la cárcel". Esta ligera observación, esconde en sí misma, la idea instalada que las cárceles son un lugar de confinamiento y castigo y no un organismo del estado para recuperar a personas que hayan delinquido.
A diario y desde hace mucho tiempo, se asegura que en las cárceles se trafica droga; se facilitan armas a los presos para que salgan a robar; se organizan bandas internas para matar a otros detenidos; etc. Todo esto no sería posible sin la colaboración y/o complicidad de algunos miembros del servicio penitenciario, y en ciertos casos, de funcionarios del poder judicial.
En efecto, el director ejecutivo de la Comisión Provincial por la Memoria, Alejandro Mosquera, manifestó que "hay complicidad en el poder judicial para sostener la violencia institucional y la impunidad dentro de las cárceles".
"El trato inhumano y la violencia institucional son situaciones que se repiten en las unidades penitencias. La visita fue una confirmación de lo que vemos muchas veces en las cárceles de la provincia de Buenos Aires, situaciones que forman parte de un sistema global que es violatorio de los derechos humanos y que genera más situaciones de violencia de las que sanea”, explicó Mosquera luego de una recorrida junto a Mariotto por cárceles provinciales.
“Cuando nos íbamos unos presos nos entregan las facas que les habían dado efectivos del Servicio Penitenciario para herir o matar a otra persona. Entonces qué es lo que hace el SPB: promueve la violencia interna. Pero no se trata del primer caso”, dijo Mosquera al recordar un hecho similar en la Unidad 9.
Esta situación por demás delicada, es aún más grave en las cárceles de mujeres, teniendo en cuenta además que, el hecho de la detención de una madre de familia, provoca en ésta, una desintegración sin retorno.
Es éste sentido, sería bueno analizar un sistema de detención domiciliaria para madres que se ha puesto en práctica por parte del Presidente de Ecuador, en aquel país, y que procura no alterar la situación familiar de la detenida, obviamente teniendo en cuenta la gravedad del delito cometido.
Otro dato a tener en cuenta es que un alto porcentaje de los detenidos en las cárceles argentinas, son jóvenes de entre 20 y 27 años; sin dudas hijos de la crisis económica más grande que azotó a nuestro país en 2001, y que mucho tiene que ver en el destino de hambre y marginación impuestos a ciento de miles de hogares argentinos.
Es de muchísima importancia que el Vicegobernador Mariotto se haya impuesto ésta tarea de saber que pasa dentro del sistema carcelario bonaerense, y es importante también que la sociedad no mire para otro lado, y acompañe ésta iniciativa, exigiendo a los demás funcionarios del área y de los otros poderes, a empezar a resolver el problema de miles de seres humanos a los que se les viola sistemáticamente sus derechos.

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