domingo, 8 de julio de 2012

DIA DE LA INDEPENDENCIA


La independencia argentina fue un paso decisivo en la lucha por la emancipación de la región




La proclamación en el Congreso de Tucumán traspasó las indefinidas fronteras rioplatenses y adquirió una significación “americanista” al reafirmar la autoridad local y facilitar a San Martín la realización de su proyecto de liberar Chile y Perú, donde se encontraba el foco realista.
Por Marta Gordillo (*)
La declaración de Independencia, hace 196 años, fue un paso decisivo en la lucha por la emancipación en la región, más allá de las contradicciones internas que la retrasaron durante años, porque tuvo el carácter de legitimar la lucha en otros territorios de América del Sur, subsumidos aún bajo el poder colonial europeo.
Esta proclamación traspasó las indefinidas fronteras rioplatenses y adquirió una significación “americanista” al reafirmar la autoridad local y facilitar a San Martín la realización de su proyecto de liberar Chile y Perú, donde se encontraba el foco realista.
Había sido San Martín uno de los hombres que tenía una visión y un compromiso americanista con la emancipación, quien reclamó insistentemente la declaración de independencia del Río de la Plata, el único territorio americano en ese momento, además de Haití y Paraguay, que había logrado romper los lazos coloniales respecto de Francia y España, respectivamente.
Seis años habían transcurrido desde la ruptura con España en 1810, pero el gobierno de Buenos Aires vivía en medio de enfrentamientos regionales que invisibilizaban y retardaban la necesidad que planteaba San Martín.
Para los hombres del Congreso de Tucumán, el 9 de julio formalizaba y sellaba no sólo la soberanía y autoridad política del criollismo, sino que buscará reafirmar la hegemonía porteña y avanzar en un ordenamiento constitucional, que en sus ansias centralistas, encontrará su propio derrumbe en 1820.
Pero el carácter americanista de aquella declaración quedó plasmado rápidamente cuando un año después de la rúbrica partía hacia Chile el Ejército de San Martín.
Aquella resolución de 1816 avanzó además en su espíritu emancipador al aprobar que la declaración de independencia se firmaba no sólo en contra de España sino “de cualquier otra potencia extranjera”.
Esta última definición fue un agregado planteado unos días después por Pedro Medrano, diputado por Buenos Aires en el Congreso, a raíz de la cercana y temida presencia de Portugal.
No obstante, ese agregado no evitó, producto de la dinámica que adquirió el juego de intereses de los sectores de poder a lo largo del siglo, la posterior intromisión de otras potencias extranjeras como Inglaterra y menos aún Estados Unidos desde fines del 1800, intromisión que explica, dos siglos después, la reafirmación de voces que se alzan en pos de una segunda independencia.
La historiadora Noemí Goldman, docente de Historia Argentina de la UBA e investigadora del Conicet, aseguró a Télam que como en aquel momento, “no estaban claros los límites de este futuro Estado Nación, entonces la independencia se declara de las Provincias Unidas de América del Sud”.
“Se estaba pensando -añadió- en la posible creación de un Estado de todo el sur, no sólo del Río de la Plata sino también de lo que aún era el Virreinato de Perú y la capitanía de Chile”.
En este marco, “está el proyecto sanmartiniano, el de Belgrano de la monarquía incaica con la capital en Cuzco y no Buenos Aires, todo esto está puesto en discusión en la época”, destacó.
Con respecto al agregado de Medrano acerca de declararse independiente de `toda` dominación extranjera, remarcó que como “había una amenaza permanente de los portugueses a los territorios primero españoles y después americanos, era muy importante reforzar esa cláusula”.
No obstante, aseguró que “ése era un principio de afirmación de independencia, declararse libres de toda sujeción, que estaba en otras declaraciones de una nueva soberanía”.
Por su parte, el historiador Fabio Wasserman, de la UBA y del Conicet señaló que frente a la Independencia, “hoy podemos reivindicar o recuperar algunos puntos que tienen resonancia en la actualidad”.
“Creo que al mirar el proceso revolucionario, no podemos dejar de pensar en qué significa hoy en día independencia y soberanía, ya que sin duda tiene elementos en común, pero también se han incorporado, y podrían incorporarse, otras dimensiones con mayores contenidos sociales, políticos, económicos y culturales”, aseguró.
“En cualquier caso -dijo- el punto de partida tiene que ser la consideración de la soberanía popular, aquello que en mayo de 1810 comenzó a plantearse en forma quizás un tanto confusa o ambigua y que a lo largo de nuestra historia fue puesto en cuestión en más de una ocasión”.
Precisó que en la actualidad ese principio reafirmado en 1816 y “por todas las constituciones provinciales y nacionales que serían sancionadas de ahí en más, implica nuevos valores y nuevas relaciones sociales”.
“Luchar por ellos permite resignificar o volver a darle un valor a lo sucedido durante la revolución de independencia, impidiendo que se transforme en una mera efeméride, un feriado o una estampita”, enfatizó Wasserman.
(*) Periodista de la agencia Télam

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