martes, 10 de enero de 2012

Los ingleses mienten

Luego de comunicarse con sus pares Antonio Patriota, Alfredo Moreno y Luis Almagro, el canciller Héctor Timerman confirmó que sus respectivos gobiernos no habían modificado su posición desde que se adoptara la Declaración de los Estados Partes del MERCOSUR y Estados Asociados sobre Buques que Enarbolan la Bandera Ilegal de las Islas Malvinas del 20 de diciembre pasado.
Casi un mes después de que los países del Mercosur acordaran prohibir el ingreso en sus puertos de barcos con la "bandera ilegal" de las Islas Malvinas, propuesta impulsada por Buenos Aires, y veinticuatro horas después de que El País de Montevideo informara que los gobiernos de Gran Bretaña y Uruguay habían llegado a un acuerdo para que las naves que lleven la bandera oficial del Reino Unido puedan utilizar los puertos uruguayos, el ministro de Relaciones Exteriores inglés, William Hague, advirtió que los malvinenses no deben ser intimidados a través de presiones económicas y calificó la iniciativa argentina como "inconsistente" con los principios de Naciones Unidas.
En un mensaje enviado al Parlamento británico, Hague reconoció que ningún barco podrá ingresar a los puertos del Mercosur y países asociados enarbolando la bandera ilegal de Malvinas. Luego de hablar en dos oportunidas con el canciller uruguayo, Luis Almagro, y de varias gestiones ante los gobiernos de Chile y Brasil, el canciller británico admitió que los barcos que necesiten utilizar los puertos de la región deberán reemplazar la bandera ilegal de las Islas Malvinas por otro pabellón. En su informe, Hague calificó, además, las gestiones diplomáticas argentinas, que se encuadran en la defensa de los recursos naturales renovables y no renovables, como un bloqueo comercial.
A través de un comunicado oficial, Hague había expresado su satisfacción por las decisiones de Chile, Uruguay y Brasil de autorizar la entrada en sus puertos de los barcos que porten otra bandera, incluida la británica, tras conversaciones "honestas y productivas" con sus respectivos gobiernos, pero advirtió que esperaba que otros países de la región sigan reconociendo que las diferencias de opinión sobre la soberanía de las Malvinas "no justificaran una colusión en los esfuerzos por intimidar a una población civil inocente a través de la presión económica".(Pagina12)

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