domingo, 22 de enero de 2012

Malvinas, a vuelo de pájaro


Cuando Néstor Kirchner afirmó que "la recuperación de las Malvinas es un objetivo permanente e irrenunciable", estaba rubricando una de las convicciones que entrarían con él a la Rosada.
Y cuando Cristina anunció que "Malvinas es una causa latinoamericana y global", estaba instrumentando esa misma convicción.
No hay sorpresa, entonces. Hay constancia y coherencia en el horizonte de la patria grande. La escalada guerrerista corre por cuenta del invasor. La causa Malvinas es una herida abierta y un faro que ilumina.Nos equivocaríamos si sólo pusiéramos el eje de la cuestión en el afán colonialista de Gran Bretaña, en la ignorancia de David Cameron, en los zánganos de la realeza o en el mandato criminal de Margaret Thatcher.
Siempre fueron así con todo el mundo. O si sólo ponemos el eje en la actitud de los kelpers. Si quieren ser británicos o marcianos es un asunto de conciencia, no de pertenencia. Con ellos no es la disputa.
Nos equivocaríamos si pensáramos que las islas son un puñado de tierra pedregosa y una cuestión del pasado. Malvinas es la patria secuestrada al sur del corazón de América.
O si por defenderlas, creamos que la sombra de la dictadura espantará los sueños que abrigan esta causa que legamos de la historia. El terrorismo de Estado fue el último ariete del colonialismo inglés.
Nosotros, en tanto pueblo, fuimos desaparecidos, presos, torturados, exiliados, perseguidos y desocupados, así como lo fueron los soldados heroicos, muertos en Malvinas. Algún derecho tenemos para hablar.

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